viernes, 6 de noviembre de 2015

El "otro" Mozart.

Para la conciencia cultural, existen dos Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791); el primero, hijo de un mundo clásico y luminoso, prodigio semidivino que alcanza las alturas del espíritu con su música, poseedora esta de sonidos que esconden la virtud de elevar y transformar, como la voz de un ángel puro e inmortal que sana a la humanidad. El segundo Mozart, sombra del anterior, es una figura que se mece entre pícaros diablillos, un personaje bufonesco y de risa infantil que estalla en un taladro de risa y sarcasmo, una caricatura grotesca que luce tan intolerable como para algunos lo fue Amadeus, un retrato cinematográfico perturbador para los fieles prosélitos del primero.

Pero ¿cuál de los dos es el verdadero Mozart? ¿Podemos distinguir, entre la realidad y la imaginación históricas, la verdadera figura del héroe del Clasicismo Musical? Es un hecho que el primero tiene una aceptación más que unánime en el público general, mientras que el otro parece marginado como una mota de polvo barrido bajo la alfombra. Quizá podamos trazar algunos perfiles poco recordados, al margen de la imaginación de escritores y directores de cine, que puedan corroborar esos "otros" aspectos.

Mozart fue un niño prodigio, y tanto su infancia como su talento perduraron aún en su mundo adulto. Su madurez física tardó en desarrollarse -a los veintidós años recién comenzó a afeitarse-, y su psiquis iba en una relación similar a su cuerpo. De hecho, nunca pudo dejar los juegos y las bromas, y uno de los más claros testimonios en este sentido es su correspondencia con Maria Thekla, conocida como "Bäsle", la cual cual era hija de su tío Franz Alois.

A la edad de veintún años comenzó Mozart a escribir a su prima, la cual tenía dos años menos que él. Se habían encontrado un par de veces cuando ambos eran niños, pero en 1777 se generó un vínculo más estrecho con motivo de una visita de él a Augsburgo donde ella se encontraba. Según la impresión que le transmitió Mozart a su padre a través de una carta, Bäsle le pareció "bonita, inteligente, ingeniosa y perspicaz... los dos nos entendemos realmente bien, porque, al igual que yo, ella es un tanto picarona". Pareciera que la confianza entre ambos llegó al punto de que Mozart le escribió más tarde, en la siguiente parada de su viaje, párrafos de este calibre:

Disculpa mi espantosa caligrafía, pero es que la pluma está hecha trizas y he estado cagando, eso dicen, durante casi veintidós años por el mismo viejo agujero, que aún no se ha agrandado ni un poco, aún habiéndolo usado cada día para cagar, y cada vez con mis propios dientes la mierda he mordido... Beso tus manos, beso tu cara, beso tus rodillas y tu -bien, todo lo que me permitas besar.

Autorretrato de Maria Thekla
La última frase está escrita en francés, y la palabra "besar" (baiser) en aquel idioma también tiene la acepción vulgar de "follar". Este tipo de alusiones escatológicas se repiten bastante a lo largo de su correspondencia con su prima, con frases como "me cago en tu nariz y resbalará hasta tu barbilla"; o "duerme profundamente, amor mío, y aprieta tu culo contra tu boca". Sin embargo, siendo justos con estos aparentes desatinos, hay que decir que la familia de Mozart solía intercalar este tipo de bromas en sus cartas, e incluso se puede decir que era una costumbre cultural de época. No obstante, Mozart tenía ese tipo de tendencias bastante marcadas en el resto de su correspondencia, las cuales incluían además juegos de palabras como firmar con su nombre invertido ("Gnagflow Trazom"), frases aliteradas ("Croatas, crotoniatas, cataratas... agustinos, benedictinos, capuchinos..."), neologismos, poemas obscenos, entre otros.

Esta tendencia a la broma se puede apreciar además en su propia música. Así, en la parte solista de un concierto para trompa, escrito para su amigo Joseph Leutbeg, hizo unas curiosas anotaciones: "Toma, ahí tienes, Sr. Asno... rápido... venga... coraje... ¿Qué, ya has acabado?" (anotado esto último sobre una pausa de cuatro compases). No siendo suficiente, aún llevó sus chistes más lejos: en la década de 1780 compuso un curioso canon a seis voces (KV 231/382c); en principio, las voces del manuscrito original cantan la frase en latín "lectu mihi mars"; sin embargo, fonéticamente se parece a la frase en alemán "Leck du mich im Arsch", que significaría algo así como "bésame el culo", con la cual quedó la versión posterior. 

Puede que estos graciosos -o "poco agraciados"- aspectos sean una disonancia en el marco de una vida prodigiosa. Pero, siendo sensatos, lo "perfecto" es tan artificial como imaginario; lo bello, lo sublime es un logro de naturalezas "humanas, demasiado humanas", naturalezas que gozan, ríen, sufren, comen y hieden -y, sentimos decirlo, no precisamente "a rosas"-.

Disfrute del "bello" canon anteriormente mencionado por acá.

http://www.bookdepository.com/Autorretrato-de-Mozart-Traves-de-Su-Correspondencia-Pere-Albert-Balcells-Comas/9788495359261/?a_aid=robertolopez




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