Sigmund Freud |
Así, no pocos artistas e intelectuales, más dispuestos a la novedad que el acomodado rebaño de la burguesía, cayeron bajo el influjo del doctor vienés, especialmente en una época en que la sexualidad y los traumas infantiles parecían alejados de la esfera del habitante común, aplastadas bajo el rótulo de lo "inconveniente"-. Fue entonces cuando, a principios del siglo XX, un atormentado coetáneo de Freud, compositor y afamado director, decidió recostarse en el diván del de la consulta del doctor. Su nombre: Gustav Mahler (1866-1911).
Gustav Mahler |
Traumado por su infancia, enfermo del corazón y en medio de un desastre familiar, Mahler, casi como medida desesperada, decidió visitar a Freud, precisamente cuando este se encontraba en Leyden, Holanda, a fines del año 1910.
Lo que pasó en esas sesiones ha dado para muchas especulaciones e investigaciones varias. Sin embargo, uno de los testimonios que se tienen es una anécdota narrada por Freud a Marie Bonaparte en 1925, que recogió Ernest Jones en su biografía del doctor:
Siendo Mahler apenas un muchacho, hubo una pelea especialmente dolorosa entre ellos (los padres). La escena llegó a ser insoportable para el chico, que abandonó la casa corriendo. En ese momento, un organillo hacía sonar en la calle el famoso aire vienés Ach, du lieber Augustin. Mahler se dio de bruces con él y, en su opinión, la conjunción de la severa tragedia y la ligera diversión quedó, desde entonces, inextricablemente fijada en su mente, y un estado inevitablemente comportaba el otro.
Un tiempo más tarde, Mahler, producto en gran medida de su psicoanálisis, intentó rehacerse como persona: le instó a Alma volver a componer música, le dedicó su Octava Sinfonía y pensó incluso en la posibilidad de tener más hijos, cosa de reparar los errores del pasado. Pero ya en febrero de 1911, hallándose en Estados Unidos, comenzó con intensos malestares, que fueron agravándose con el paso de los días. Tuvo que volver a Europa, en un estado lamentable, entre barcos y trenes que parecían arruinarle lo poco de vida que aún tenía.
La medianoche del 19 de mayo, en medio de una tormenta, Gustav abandonó este mundo en un hospital de Viena.
La medianoche del 19 de mayo, en medio de una tormenta, Gustav abandonó este mundo en un hospital de Viena.
"Casi todos los escritores de verdadero y exquisito sentimiento, al pintar la desesperación y el desaliento total de la vida, han extraído los colores de su propio corazón, y dibujado un estado en el cual, más o menos, han estado ellos mismos", escribió Leopardi. ¿Habrá habido algún reflejo de esa "severa tragedia y ligera diversión" en la música de Mahler? ¿Habrá sabido ver Freud los verdaderos "colores de su corazón"?
Juzgue usted, pinchando por acá.
http://www.bookdepository.com/Recuerdos-de-Gustav-Mahler-Gustav-Mahler-memories-Alma-Mahler/9788496136441/?a_aid=robertolopez
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